jueves, 8 de abril de 2010

EL TESORO


Miguel Delibes Setién (Valladolid, 17 de octubre de 1920 - Valladolid, 12 de marzo de 2010) fue un novelista español y miembro de la Real Academia Española desde 1975 hasta su muerte, ocupando el sillón"e". Licenciado en Comercio, comenzó su carrera como columnista y posterior periodista de El Norte de Castilla, periódico que llegó a dirigir, para pasar de forma gradual a dedicarse en exclusiva a la novela.

Gran conocedor de la fauna y flora de su entorno geográfico, apasionado de la caza y del mundo rural, supo plasmar en sus obras todo lo relativo a Castilla y a la caza desde la perspectiva de una persona urbana pero que no había perdido el contacto con ese mundo.
Se trata por tanto de una de las grandes figuras de la literatura española posterior a la Guerra Civil, por lo cual fue reconocido con multitud de galardones, pero su influencia va aún más allá, ya que varias de sus obras han sido adaptadas al teatro o se han llevado al cine, siendo premiadas en certámenes como el Festival de Cannes.
Marcado profundamente por la muerte de su mujer en 1974, en 1998 padeció un cáncer de colon, del que nunca llegó a recuperarse completamente, lo que detuvo prácticamente por completo su carrera literaria y le llevó a la apatía y prácticamente al ostracismo hasta su muerte en 2010.
Durante los primeros días de marzo de 2010 su salud empeoró, y el 11 de marzo el escritor se encontraba ya en estado crítico, consciente pero muy sedado, esperando su familia el fallecimiento en cuestión de horas.La muerte de Miguel Delibes ocurrió finalmente en su domicilio vallisoletano a primera hora de la mañana del 12 de marzo de 2010, a los 89 años de edad, como consecuencia del cáncer de colon que se le diagnosticó en 1998 y del que no pudo recuperarse.Su capilla ardiente se instaló esa misma mañana en el salón de recepciones de la Casa Consistorial; a ella acudieron numerosas personalidades como Lola Herrera, Concha Velasco, la vicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega, el presidente de la Junta de Castilla y León Juan Vicente Herrera, o la ministra de Cultura Ángeles González-Sinde, entre otros, así como más de 18.000 personas.

Su funeral se ofició al día siguiente, 13 de marzo, por la mañana, en la catedral de Valladolid, y posteriormente fue incinerado y enterrado en el panteón de Hombres Ilustres de Valladolid junto a personajes como José Zorrilla y Rosa Chacel. El Ayuntamiento de Valladolid otorgó el privilegio de trasladar y sepultar en dicho panteón los restos incinerados de Ángeles, esposa del escritor, junto a los del propio Delibes, para cumplir el deseo que éste siempre había expresado.




EL TESORO. 1985.
El Tesoro es una de las novelas menos conocidas de Miguel Delibes, pero no por ello es menos apreciable. En muchos aspectos es una novela singular dentro de la extensa obra literaria del maestro.

Se trata de una novela corta, sin embargo en tan poca extensión es capaz de contarnos más cosas y transmitirnos más sensaciones que esas largas novelas a los que nos tiene acostumbrados la “literatura” actual de consumo.
El argumento es el siguiente: Ha aparecido en un monte de un pequeño pueblo de la Meseta castellana un extraordinario tesoro de época celtibérica de gran valor histórico-artístico. El hallazgo ha tenido lugar en un cortafuegos situado en la linde de dos pueblos, aunque del lado de uno de los pueblos llamado Gamones, sin embargo el descubridor es un vecino del pueblo de al lado. Legalmente del tesoro se hace cargo el Estado pero corresponde una indemnización, en este caso millonaria siempre que el hallazgo haya sido casual, a partes iguales a la persona que lo ha encontrado y al dueño del terreno, como el terreno es comunal corresponde por tanto al Ayuntamiento. Para estudiar el sitio del hallazgo se dirigen un grupo de arqueólogos que empezaran a hacer excavaciones para datar correctamente el tesoro.
Las suspicacias empiezan a aflorar, tanto los arqueólogos como los vecinos del pueblo piensan que el vecino que ha encontrado el tesoro no es trigo limpio, ya que la zona es bien conocida por sus restos arqueológicos. Los vecinos de Gamones tampoco ven con buenos ojos la llegada de los arqueólogos que ven en su trabajo solo un pretexto para robarles lo que es suyo. Todo ello desembocará en un clima muy tenso que tendrá un desenlace inesperado.
Con esta premisa Delibes crea una obra en la que aflora lo peor de la condición humana, no hay nada positivo en esta novela. La codicia, la envidia, la sospecha, las rencillas ancestrales, emergen en la obra representando quizá a lo que se ha hecho llamar la España profunda. También hay sitio para la prepotente Administración, indiferente a las preocupaciones de los lugareños. Ni siquiera se salvan los entusiastas y jóvenes arqueólogos, que demuestran una total falta de sensibilidad con las motivaciones de los aldeanos, preocupándose únicamente de realizar su trabajo.

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